La noche del miércoles de Villa General Belgrano se pobló con sonidos andinos gracias al talento del multiinstrumentista Gustavo Patiño. A pesar de la lluvia intensa que se abatió sobre Villa General Belgrano y que impidió la llegada masiva del público hasta el Parador Cultural, el reducido número de personas que integró la platea pudo disfrutar de un espectáculo de altísimo vuelo. Un vuelo artístico comparable con la emoción que nos produce el vuelo de un cóndor en libertad. Quenas, pincullos, moxeño, sikus, charango, guitarra, violín… A su turno, cada uno de estos instrumentos en las manos del intérprete, iba dejando en libertad las mejores notas musicales que nos ubicaban en un paisaje y en una cosmovisión tan antigua como rica en posibilidades.Tras dos horas de concierto, donde se intercalaron ritmos de bailecitos, huaynos, chacareras, gatos, tinku o carnavalitos para concluir con el Escondido en mi país (a pedido) y hasta un chamamé (también a pedido), el público aplaudió fervorosamente. Patiño y los músicos que lo acompañaron, se brindaron completamente en cada una de las interpretaciones y luego departieron amigablemente con cada uno de los presentes.
